El amor no es ponerle un candado a un puente

Las cuerdas con las que me atas, liberan todos mis locos. El látigo con el que me marcas, me cura de todas mis corduras. La vida desaparece y grita diciéndome la verdad. Ahora que estoy a dos días de cumplir 30 años busco un ritmo lento y dulce. El niño se hace hombre y mis entrañas se tatúan de balas rebotadas y recuerdos almacenados en mi desván.

El prefijo cambia y la magia sigue los impulsos de mi corazón. Aún no me he ido de este mundo, por lo que esta bestia descontrolada seguirá aprovechando cada instante de segundo para seguir haciendo el ridículo y perdiendo las formas una vez más. Ahora que aún estoy a tiempo y los malos ya no están, quiero recordar con todo detalle aquellas paradas que hice en medio del mar. 

Hoy que me siento libre y vivo, quiero mencionarte, que ya no hay nervios y taquicardia. Soy grito y soy cristal. Soy vertical y transversal. Soy incertidumbre y paz.

La inspiración a vuelto a brotar y los árboles nuevamente desprenden un olor que solamente unos pocos podrán degustar. Y en medio de esta pandemia, sonrío y regalo mis súper poderes a los malos para que sean más fuertes. 

He aprendido a no exponer mi vida personal. 
He vuelto a crear un halo de intriga y misterio.
He oído a los pájaros en la brisa de verano. 
He viajado atrás para retomar caminos dejados. 

Aún sigo preguntándome todos los días lo siguiente:

¿Quién soy?
¿Haciendo dónde voy?
¿Cuántas veces he muerto en todo este tiempo?
¿Qué puedo hacer para ser mejor?
¿Qué miedos me persiguen?
¿Qué estado o emoción está presente más en mí?

Estaba en el verano de mi vida. 
Hoy recuerdo con cariño,
todos aquellos momentos que fui feliz.

¡Feliz cumpleaños, Chris!



















Comentarios