Se ducha maquillada

Ella insinuaba que no me conocía. Sabía que era un tipo reservado, pero no me imaginaba que lo fuera tanto. Tampoco había mucho que contar; bueno, ahora que lo dices: 

Estoy escuchando una melodía fresca rebotar en un cuerpo pequeño, dulce y sosegado. Era ella, la mujer que me invitó a independizarme y a dormir todos los días del verano en un colchón tirado y desgastado. Era una locura dormir en un lugar que sería en términos lingüísticos una habitación lujosamente amueblada y en el que se suele recibir visitas. Sí, estoy hablando del salón. Un sitio que se convirtió en inspiración y sueños descritos en nuestra imaginación. No bromeo, esas cuatro paredes vacías se habían transformado en nuestro nidito de amor. 

Y aquí estoy, tirado en medio del salón; escribiendo y matando los minutos mientras ella se ducha maquillada. Es de esas mujeres que lo hace todo al revés. Y eso, me encanta.

Siento que esta casa es el sitio correcto. Es una sensación tan sumamente placentera que no lo cambiaré por nada del mundo. Esto es lo que necesitaba. Esto es lo que necesito. Esto es y será lo que me haga feliz el resto de mis días. Tengo chica perfecta y todo lo que pueda necesitar en mi día a día; incluso impresoras que impriman cartas de amor.

Hoy estoy imprimiendo amor del bueno. Amor de tinta que no se borra.




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